Yoga para la vida y la muerte

Yoga para la vida y la muerte

Lo primero que tenemos que resaltar al tratar de estos temas es la dificultad de poder afrontarlos con claridad por el miedo que subyace en la mayor parte de seres humanos, sobre todo en nuestra cultura occidental, cuando se plantea la cuestión y el rechazo que suscita, incluso el simple hecho de pronunciar y oir la palabra muerte. La muertes es uno de los grandes temas tabúes de nuestro tiempo y ocultamos esta realidad, que forma parte de la propia vida y existencia humana, en pos de una supuesta vivencia de la realidad, olvidando que no hay nada más real y evidente como que todos tenemos que pasar por este proceso de transformación.

En el fondo, el miedo a la muerte no es nada más y nada menos que el miedo a la propia vida: el desconocimiento de las leyes cíclicas que rigen la existencia y el devenir no sólo del ser humano sino de la naturaleza y cosmos en su totalidad.

De todas maneras, es necesario, en primer lugar, respetar ese tabú, ese miedo existencial y trabajar para que haya una toma de conciencia progresiva y real (no fantasiosa o imaginativa) sobre todos los niveles de la vida, incluyendo la experiencia de la muerte, pero comprendiéndola en su verdadera dimensión transformadora en el proceso evolutivo y no como el final y la aniquilación de la propia vida. Ya Einstein lo afirmó claramente: «La energía ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma». En la eternidad del tiempo y la infinitud del espacio no hay límites: la propia conciencia es ilimitada. ¿Cómo pués podemos pensar que algo es finito en la realidad espacio-temporal? Cambian las formas, pero la esencia que subyace en el fondo de toda manifestación siempre permanece. Y ésto es cierto lo miremos bajo el prisma científico o bajo una mirada mística o espiritual.

Ahora bién, no me atrevo yo a decir exactamente que es lo que ocurre después de la muerte: no soy seguidor de ninguna doctrina o dogma sobre la muerte. Reencarnación, transmigración de las almas, resurrección, son algunas de las teorías que la humanidad ha ofrecido en las diversas culturas, religiones o filosofías intentando explicar el fenómeno y todas ellas son igualmente respetables y, posiblemente, tengan algo de razón. Lo que sí está claro es que el ser humano siempre ha intuido en lo más profundo de sí esa eternidad y libertad.

A veces, cuando doy alguna charla o taller, alguien me pregunta si creo en la reencarnación; mi respuesta es que yo creo en la CONTINUIDAD DE LA VIDA, más que creer, sé que la vida es continua, que el Ser no puede ser destruido, ni tocado, ni eliminado nunca; que el vuelo continúa incesantemente en pos de las más altas realizaciones y logros que podamos imaginar. Todo miedo es debido al desconocimiento y la ignorancia y desaparece con la sabiduría y la vivencia, no intelectual, sino integral y profunda.

Va siendo el momento de hablar claramente sobre el tema, de adquirir conciencia de la polaridad vida-muerte que son parte de una misma Unidad Vital, de realizar en sí mismo esa conciencia luminosa y colaborar para que los enfermos terminales, las personas que están pasando ese trance hacia la muerte y los familiares y seres queridos puedan afrontar con una actitud distinta esa experiencia y podamos lograr como decía el Buda que todos ser viviente que experimenta sufrimiento pueda superarlo y alcanzar mayor serenidad, paz y felicidad. El Sistema yoga tiene mucho que aportar al respecto entendiendo Yoga como la experiencia profunda de sí mismo y conocimiento de la Vida en sus diversas manifestaciones y experiencia y en su propia Unidad. La experiencia yóguica lleva al practicante a la conciencia de sí mismo y de la propia realidad existencial y a la realización de la Verdad, no de una manera intelectual o teórica, sino vivencial. La experiencia yóquica nos lleva hacia ese contacto profundo con nuestra propia esencia, con el Ser, con la Fuente inagotable, con Satchittananda (el ocenano inagotable de existencia, bienaventuranza y felicidad), dónde los pares de opuestos se diluyen, dónde el mismo concepto de vida y muerte deja de tener significado y dónde se produce la fusión con la Verdad Eterna y con la Luz que hace desaparecer con su resplandor ilimitado todo el miedo, angustia vital, ignorancia, oscuridad y la propia muerte que en sí misma no tiene realidad ontológica.

Yoga para la vida y la muerte, para la transmutación, para el cambio, para la sabiduría, para comprender el Sentido de todo lo que acaece en la experiencia del Ser humano.

«No te aflijas por mí cuando yo muera,
no llores demasiado ni te hundas en un mar de
desesperación y abatimiento,
no pienses que me he ido para siempre pués yo sigo
estando ahí:
en el viento que acaricia tu cabello,
en la mirada del niño que te mira,
en la estrella que reluce en la noche estrellada,
en tu sonrisa y en tus sueños.

Yo soy la lagrima que resbala por tus mejillas,
el impulso que te hace caminar, el sol que te alumbra
todo el día.

Yo soy tus pasos al caminar y aquella cúspide nevada en
la alta montaña que te espera para ver juntos la
inmensidad del vasto horizonte.

Si el Amor y la Libertad están dentro de ti como una
búsqueda, un anhelo, un encuentro y una realidad allá
donde esté me sentiré feliz, dichoso y orgulloso de tu
vida.

Si consigues la Luz dentro de ti, esa luminosidad y
claridad me llegarán y me ayudarán.

No pienses que me he ido,
si miras dentro de ti, en tu propio ser,
ahí me encontrarás pués es mi propio ser que mantiene la
Unidad y la Eternidad más allá de los límites de la
realidad ordinaria.

No te entristezcas cuando yo muera, pués en realidad
estoy ahí, dentro de tí,
y si tienes dudas: baila, canta, ríe, ama, vive y siente que yo
también estoy en esa danza de la vida eterna, que nunca
empieza ni termina.»

 

Juan Ortiz

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